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Ênio Monte (1928 - 2020) - Castellano

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El origen de la raza Fila Brasileiro – descendiente de perros traídos por los colonizadores europeos – es controvertido y ya dio lugar a varias teorías sobre los posibles protagonistas de su formación. No cabe aquí discutirlas. Históricamente, los primeros ejemplares en recibir RI (Registro Inicial) en el KCP (Kennel Clube Paulista) y el aval del BKC (Brasil Kennel Club), en 1946, fuero Bumbo y Rola da Vila Paulista, de Carlos Alberto Euler Bueno, ambos nacidos en 1945. Y las tres primeras camadas fueron registradas en 1947, 1948 y 1949 por Joao Ebner, que inició su crianza con los cachorros producidos por el Campeón Bumbo da Vila Paulista y Tita do Rancho Alto. En 1951 se registró la cuarta camada en el KCP, nacida en la ciudad de Santos, en el litoral paulista, proveniente del criadero Parnapuán, del abogado Paulo Santos Cruz (1915 – 1990), que pasó a ser considerado el “Padre de la raza Fila Brasileiro” (a los efectos de registro histórico, esos cachorros: Abaeté, Anaí, Anaú, Albatroz, Ariti, Acácia y Amoreco eran hijos de Neptuno de Parnapuán y de la Campeona Lupe von Cadiz y Cadiz). Él, en aquel mismo año, formó parte del trio – formado también por el veterinario Erwin Waldemar Rathsam y por el ingeniero Joao Ebner – responsable de la redacción del primer estándar oficial de la raza, publicado por el KCP.

En aquella transición de la primera a la segunda mitad del siglo XX, destacaba, también, como importante criador, el inglés William Frederick Chalmers (1921 – 2002), radicado en Pedro Leopoldo (MG), en la histórica fazenda Jaguara, fundada en 1724.

En el sur de Minas Gerais se ubicaban los principales graneros proveedores del material genético que abastecía a aquellos pioneros, destacando las propiedades de José Gomes de Oliveira (1903 – 1998), en Varginha; de Pedro Ribeiro Junqueira de Souza (1908 – 1991), en Carmo de Minas; y de Joao Costa (1905 – 1981), en Itanhandú. Y uno de los más entusiasmados entre los paulistas interesados por el entonces todavía muchas veces llamado Fila Nacional era un joven ingeniero civil, llamado Enio Monte, formado en la Escuela Politécnica de la USP en 1951. Especializado en la construcción de cines, su actividad profesional le obligaba a viajar constantemente por ciudades del interior, donde pasó a buscar perros semejantes a los que él conoció, durante su infancia, ayudando a los peones a manejar rebaños de bueyes por los alrededores de la ciudad de Sao Paulo, en el histórico barrio de Ipiranga, nombre del riachuelo en cuyas márgenes Don Pedro I proclamó la independencia de Brasil. Algún tiempo después, habiendo alcanzado un notable éxito profesional, fue en esa misma región, en la calle Bom Pastor, donde Enio instaló su estudio de ingeniería, su almacén de materiales de construcción y su criadero ABC. En aquella época, como consecuencia de su entusiasmo por la cría de la raza Fila, mantuvo un intenso contacto con Paulo Santos Cruz, haciéndose amigos y de quién recibió un cachorro llamado Orixá de Parnapuán, que se convertiría en uno de los ejemplares más premiados en las exposiciones paulistas.

Hasta los años 1960, Enio Monte era uno de los mayores criadores de la raza en el País, además de haber sido el principal precursor del Club Paulista do Fila Brasileiro. Infelizmente, varios integrantes de esa entidad, a partir de los años 1970, tal vez animados por el impresionante crecimiento de la raza – en la época, la líder en número de cachorros registrados en el BKC -, comenzaron a efectuar cruces con Mastiffs, Mastines Napolitanos y Dogos Alemanes. La producción de esos mestizos, en un principio, sería registrada en un Libro de Orígen paralelo y debería, posteriormente, pasar por una rigurosa evaluación técnica. En la práctica, ese registro paralelo nunca fue realizado y el mestizaje se fue extendiendo descontroladamente, sin cualquier criterio zootécnico; y, lo que es peor, los cachorros eran registrados con genealogías falsas, como si fuesen productos de padre y madre Filas Brasileiros. La enorme popularidad de la raza convirtió a esos cruces en una excelente actividad comercial para los mestizadores, que pasaron a vender bien caros cachorros con características exóticas, conforme a los gustos de los compradores. Lamentablemente, el tradicional criadero ABC estuvo envuelto en ese proceso, utilizando intensivamente un Mastiff como reproductor. Muchos años después, en 2011, Enio Monte, reunido con directivos de CAFIB en la Sociedad Hipica Paulista, confirmó ese mestizaje. En un fragmento de su declaración, publicado en nuestra página web el 15 de agosto de 2011, dijo:

“…En mi opinión lo ideal sería un choque de sangre con la raza formadora del Fila Brasileiro por lo que importé un perro de raza Mastiff. Llegó un perro muy bonito, aunque no tanto como Orixá de Parnapuán, pero no conseguí criar con él pues no era fértil. Supe entonces que Joao Batista Gomes trajo otro Mastiff y consiguió reproducir con él. Era un perro muy grande y fuerte. Los descendientes del Mastiff de Joao Batista Gomes dieron buen resultado, tenían buen tipo y temperamento, al contrario de los descendientes de Mastín Napolitano que eran imprevisibles… … estos Mastines Napolitanos tenían un problema, eran perros muy traicioneros, ellos tuvieron muchos problemas con esos perros. Yo pensaba que lo ideal sería continuar haciendo cruces con Mastiff para volver al origen. Con el Napolitano ya era un cruce paralelo que no salió muy bien…”

En aquella misma ocasión Enio enalteció el valor del trabajo de CAFIB y dijo que recomendaba nuestros Filas a quien le pedía consejo para la compra de cachorros.

En su currículo cinófilo además es preciso citar la coautoría, con Procopio do Valle – y 43 colaboradores más, entre los que se encuentran Erwin Waldemar Rathsam y Luis Hermany -, de la obra “O Grande Livro do Fila Brasileiro”, publicado en 1981.

Como su gran pasión por los animales no se ceñía a los perros, Enio adquirió una finca rural en Arandu, en la región paulista de Avaré, donde pasó a dedicarse, principalmente, a la cría equina. En esa área de 1200 hectáreas fue instalado, en 1970, Haras Itapuá, pionero en Brasil en la cría de caballos de hípica clásica. Con esmerado cuidado técnico, los pastos fueron formados con el asesoramiento de renombrados especialistas y los dos primeros sementales anglo-argentinos importados destacaron en las pruebas de salto, montados por jinetes olímpicos. Chifle, que posteriormente se llamó Alliage, era la montura de Jose Roberto Reynoso Fernandes, el célebre “Alfinete”, y Lancero era cabalgado por el Coronel Renyldo Ferreira (estos dos notables jinetes formaban parte del equipo que, en 1967, conquistara la primera medalla de oro de la hípica brasileña en los Juegos Panamericanos, en la ciudad de Winnipeg, en Canadá). Seguidamente, Enio priorizó el uso de linajes europeas y, partiendo de cruces bien dirigidos de ejemplares principalmente de las razas alemanas Trakehner, Hannoveriano y Holsteiner con yeguas Pura Sangre Inglés, formó el Caballo Brasileiro de Hípica (más conocido como BH), cuya entidad oficial, la Asociación Brasileira de Criadores de Caballo Nacional (ABCCH), con el apoyo de la Comisión Coordinadora de Cría del Caballo Nacional (CCCN), fue fundada en 1977 en la condición de delegada del Ministerio de Agricultura, responsable de su Registro Genealógico. Enio Monte fue su primer presidente e incluso la presidió por varios mandatos más. El Haras Itapua es el único en Brasil en producir animales olímpicos y panamericanos premiados en las tres modalidades de hípica clásica (Salto, Doma y Concurso Completo de Equitación).

Enio Monte fue también uno de los fundadores e integrantes de la primera directiva de la Asociación Brasileña de Criadores de Caballo Andaluz, fundada en 1975 y, hasta 1978 con sede en el inmueble de su propiedad, en la calle Bom Pastor, 2530. Esa entidad, posteriormente, se transformó en la Asociación Brasileña de Criadores de Caballo Pura Sangre Lusitano (ABPSL) y, en 1991, firmó un Protocolo de Reciprocidad con la Asociación Portuguesa de Criadores de Pura Sangre Lusitano (APSL), lo que permite que todos los ejemplares de la raza registrados en Brasil sean también reconocidos por el Libro de Orígenes portugués. Esa historia tuvo su inicio en 1975, con el auge de la Revolución de los Claveles, problemático momento político en Portugal que derribó el régimen dictatorial de Salazar y condujo a la redemocratización del país. En aquella época, cuando las fincas fueron usurpadas y la raza pasó a correr un serio riesgo de extinción, José Monteiro, director del Libro de Orígenes Nacional de Portugal, con el fin de preservar la antiquísima selección genética de la institución, ofreció a un grupo de criadores brasileños la nata de aquel pastel. Aquellos entusiastas, entre los que se encontraba Enio Monte, trajeron a Brasil sin dilación, en 1976, todos los animales que consiguieron acomodar en un avión de carga fletado para tal fin. Pasadas más de cuatro décadas, Brasil pasó a ser considerado como el mejor criador de Lusitanos del mundo habiendo exportado diversos ejemplares a los Estados Unidos y a Europa, incluido Portugal, país de larga y respetada tradición ecuestre. A título de curiosidad – aunque el más antiguo tratado sobre equitación del que se tiene noticia sea “Heppi Hippike” (“Sobre el Arte Ecuestre”), escrito por el general y jinete griego Jenofonte 380 años antes de Cristo -, el primer manual técnico sobre el noble arte ecuestre fue publicado en Portugal en el año 1433, titulado, en el idioma de la época, “Livro da Ensynança de Bem Cavalgar toda a Sela”, autoría de Don Duarte de Aiz, hijo de Joao I, Rey de Portugal y del Algarve y Señor de Ceuta.

Y, por si no fuera suficiente, Enio Monte es considerado, además, el precursor del llamado Caballo Andaluz Brasileño, que tiene como base las mejores yeguas de las razas Pura Sangre Lusitano, Pura Raza Española y de algunos otros linajes, con el objetivo de producir un animal completo para todas las modalidades de hípica.

Él murió el miércoles 12 de enero de 2020, a los 91 años. De la misma forma que Paulo Santos Cruz, la salud de Enio Monte también comenzó a declinar sensiblemente tras la muerte de su Antonieta (sí, los dos estaban casados con Antonietas), ocurrida en diciembre de 2019, también con 91 años.

Queda aquí constancia del respeto y del homenaje de CAFIB al exitoso ingeniero, cinófilo apasionado, hipólogo de renombre internacional y, sobretodo, excelente persona, Enio Monte.

Entrevista concedida por el Dr. Enio Monte

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