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Estandar Visual de la Raza Fila Brasileiro y Otras Historias - Capítulo 3
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texto íntegramente redactado por los fundadores, directivos y jueces de CAFIB
Airton Campbell
Américo Cardoso dos Santos Junior
Luiz Antonio Maciel
LA EPOPEYA DEL COMBATE AL MESTIZAJE Y EL RESCATE DE LA IMAGEN VISUAL DEL FILA PURO
En esta historia, escrita en prosa aunque con el espíritu poético de la lucha por la salvación de una raza amenazada de extinción por el mestizaje - un peligro que todavía perdura por la tentativa de reintroducir, una vez más, en la crianza, animales fuera del estándar -, son presentados todos los hechos y batallas ingentes libradas en los primeros años de ese buen combate para denunciar el mestizaje, organizar formas de lucha, disputar el derecho de crear una entidad que pudiese defender al Fila Brasileiro puro, difundir conocimiento técnico y elaborar el inédito Estándar Visual de nuestra raza, además de un nuevo y definitivo estándar escrito que no solo describiese detalladamente un Fila puro, sino que además citase las faltas derivadas del mestizaje, verdaderas pruebas de un crimen continuado que casi destruyó, y todavía amenaza, por otras vías, al verdadero Fila Brasileiro.
Capítulo 3
“¡El Fila no os puede perder!”
El vínculo creado entre los integrantes de aquel grupo era tan fuerte, que no aceptábamos que no tuviese continuidad y acabara por disolverse. Los alumnos quedaron sensibilizados con el melancólico comentario hecho por el veterano Dr. Paulo, al constatar, incluso con cierta sorpresa, el enorme interés de sus alumnos por la supervivencia y mejora de la raza, así como por el combate a la falsificación de pedigrís: “No puedo perderos. La raza Fila Brasileiro no puede perderos”. Su sueño era que, además de volver a juzgar las Exposiciones de Filas, sus discípulos también pasaran a engrosar el Cuadro de Jueces del BKC, formando una tropa de élite empeñada en la salvación de la raza de su extinción y, así, volver a situarla en su condición original de pureza y homogeneidad, para poder volver a mejorarla. En aquella época, la CAFIB todavía era una comisión ligada al BKC y sus miembros más activos pensaban que todavía podrían solucionar los graves problemas de la raza Fila Brasileiro desde dentro de los canales institucionales de la cinofilia brasileña. De ahí la propuesta del Dr. Paulo de intentar corregir los problemas con la puesta en acción de esos nuevos jueces.
De aquellos 25 alumnos, ocho se interesaron por la continuidad de las clases y, además de algunas reuniones en casa de la talentosa artista plástica Marilda Mallet, los encuentros pasaron, entonces, a realizarse todos los viernes en el estudio de Arquitectura y Construcción del arquitecto Airton Campbell, instalado en la Avda. Pedroso de Morais, concretamente en la Plaza Profesor Resende Puech, 43, también en el barrio de Pinheiros. Allí, semanalmente – todavía sin saber que estábamos iniciando una rutina que se extendería por muchos años -, discutíamos los problemas derivados del mestizaje, practicado disimuladamente, a partir del cruce de hembras de Fila Brasileiro con reproductores de otras razas, principalmente Mastiff, Mastín Napolitano y Dogo alemán; de la emisión, por el BKC, de pedigrís conteniendo genealogías falsas; y de la sorprendente variedad de tipos y de temperamentos surgida de los cruces indiscriminados entre aquellos productos ya mestizos, provenientes de diferentes orígenes, generando una situación absolutamente caótica.
En aquella ocasión, el grupo de alumnos se fortaleció con la participación del periodista Luiz Antonio Maciel, ya integrante de la CAFIB, y que ideó y pasó a publicar el importantísimo boletín O Fila.
Así, el curso, iniciado en marzo de 1978 y con una duración prevista de dos meses en un aula, acabó extendiéndose durante más de un año, hasta abril de 1979, además de pasar a incluir lecciones prácticas, mediante visitas a distintos criaderos de Fila Brasileiro y acompañando a los juicios durante las exposiciones.
La luz que surgió con Aladim
La constatación de la triste situación en la que se encontraba el plantel fue generando un sentimiento de desánimo y el propio Dr. Paulo, al verificar, sobre el terreno, la vasta extensión del mestizaje, llegó a pensar que el verdadero Fila Brasileiro tal vez se hubiera extinguido y que todo su trabajo para el reconocimiento de la raza habría sido en vano.
Sensei Roberto Maruyama
El primer gran paso para, en la práctica, retomar la crianza del Fila Brasileiro puro, se dio el día en el que Roberto Maruyama, volviendo de su casa de la playa en Ubatuba, en el litoral norte de Sao Paulo, vio una propaganda pintada en un muro en el margen de la Via Dutra, carretera que une Sao Paulo con Rio de Janeiro, a la altura de la ciudad de Taubaté: “Canil Tangará-Açú – Fila Brasileiro”. Interrumpió su viaje para conocer aquel criadero y tuvo la grata sorpresa de encontrarse con un ejemplar muy típico, en perfecta armonía con las características de estructura y temperamento descritas y transmitidas por el “Padre de la Raza”.
Unos días después, en nuestra primera reunión después de ese descubrimiento, el minucioso relato hecho por Maruyama de aquel perro, llamado Aladim da Fazenda Poço Vermelho, despertó tanto interés entre todos los integrantes del grupo, que fue acordada, para el sábado siguiente, una visita a aquel criadero, distante 180 km de la capital. Al llegar, el equipo fue recibido por el propietario del criadero, un ex policía militar llamado José Viana De Oliveira, que seguidamente nos mostró el ejemplar que tanto había entusiasmado a Roberto Maruyama. Y ese mismo entusiasmo fue manifestado por Paulo Santos Cruz, que exclamó: “Por fin, ¡un auténtico Fila Brasileiro!”.
Evidentemente, se le hicieron diversas fotografías y una de ellas, de autoría de Maruyama, mostrando la cabeza de Aladim, con la expresión típica de la raza, que combina tristeza, dulzura y desafío, se convirtió en verdadera referencia de Fila puro. Impresa en la portada del primer boletín O Fila, de diciembre de 1978, esa foto recorrió todo el mundo y, reproducida o dibujada, pasó a usarse como símbolo, o logotipo, de diversos criaderos y clubes especializados, inclusive en otros países, como el Club Onceiro, en la República Checa, y el CAFIBE – Club de Amigos del Fila Brasileiro en España.
Cuando pasamos a registrar nuevamente todo el plantel nacional de la raza Fila Brasileiro a partir de los Análisis de Fenotipo y Temperamento, Aladim da Fazenda Poço Vermelho, emblemáticamente, recibió el registro CAFIB SP 0001. Siguiendo la orientación de Paulo Santos Cruz, Aladim se cruzó con una de sus hijas, muy parecida a él, llamada Ena de Tangará-Açú y, tal y como había sido negociado, los seis cachorros, nacidos el 3 de septiembre de 1978, fueron distribuidos entre los integrantes de la CAFIB que, así, emitía el registro de su primera camada. (En esta relación de reminiscencias históricas, merece la pena recordar que el registro CAFIB 0002 fue otorgado al perro Lord, del fazendeiro José Gomes, de Varginha, en el sur de Minas, lugar de donde Paulo Santos Cruz trajo su primera Fila, a la que llamó Lupe von Cádiz y Cádiz, y que fue el punto de partida de su criadero Parnapuan.)
Sangre nueva en la CAFIB
El curso también fue importante porque contribuyó con sangre nueva para la Comissâo de Aprimoramento do Fila Brasileiro. Como ya se dijo anteriormente, varios de los miembros iniciales de la CAFIB renunciaron a sus puestos por discordancias o desentendimientos durante las primeras actividades del grupo. Ya en la segunda reunión, se aprobó la participación de Roberto Maruyama con el cargo de Tesorero, y el Dr. Paulo nominó a dos de sus alumnos para formar parte del grupo – Airton Campbell y Miguel Fernandes Galante, que asumieron sus puestos en la tercera reunión, celebrada el 11 de junio de 1978. En el encuentro del 30 de julio de 1978 (quinta reunión), el Dr. Paulo indicó a dos alumnos más del curso, Américo Cardoso dos Santos Junior y Francisco José Maglocca, para que también se integraran a la CAFIB. Posteriormente, fueron incorporados la criadora Marilia Penteado Maruyama y el médico veterinario Pedro Germano. Francisco Peltier de Queiroz fue designado representante en Europa, donde vivía.
Con el paso del tiempo, algunos de esos nuevos miembros también desistieron de participar, y el núcleo central de la CAFIB se consolidó con el Dr. Paulo, Fidalgo, Maciel, Airton, el matrimonio Roberto y Marilia Maruyama, Américo y su mujer Cleide Maria Cocito Cardoso dos Santos. Todos participaban en igualdad de condiciones en las reuniones, inclusive el Dr. Paulo, que contribuía con sus opiniones en las discusiones de todos los temas y recibía tareas como cualquier otro miembro, al contrario de lo que pregonan personas mal informadas que le atribuyen el papel de gran líder de la Comisión/Club y de tutor de los jueces durante sus juicios en las exposiciones, lo cual, de hecho, nunca ocurrió. El Dr. Paulo siempre tuvo una participación absolutamente democrática en la/el CAFIB, sin imponer sus opiniones y acatando las decisiones tomadas por la mayoría. Obviamente, dada su vivencia y conocimientos, cuando se trataba de un asunto técnico, sus argumentos tenían un peso mayor.
Es importante recordar que una de las primeras propuestas de la CAFIB fue la reapertura del RI (Registro Inicial) para los ejemplares puros, pero que no tuviesen documentación alguna, encontrados en las zonas rurales, principalmente de Minas Gerais y Sao Paulo. Esa medida, planeada para ser ejecutada siguiendo rigurosos criterios, era considerada fundamental para el refresco de sangre del pequeño número de linajes a los que pertenecían los pocos ejemplares típicos registrados; en caso contrario, sería inevitable una fuerte consanguinidad, no planeada y no siempre deseable, entre esos pocos ejemplares. Aun así, el BKC no aceptó la propuesta, ya en una primera demostración de que, en la práctica, la CAFIB no tenía la carta blanca prometida y que la batalla no iría a ser fácil. Además es importante relatar que la evolucionada cinofilia alemana mantenía abierto el RI y que, en aquel año de 1978, en la exposición de Essen, considerada la más importante del campeonato alemán y juzgada por Christofer Habig, el Mejor Macho de la raza Fila Brasileiro, Andador d’Alma Vedro, recibió de las manos de Chico Peltier, nuestro representante en Europa, el trofeo CAFIB, que pasaría a disputarse todos los años, para ser entregado, definitivamente, al expositor que lo conquistase por tercera vez.
El entusiasmo por la mejora de la raza crecía y la fecha del 3 de diciembre de 1978 marcó el regreso del “Padre de la Raza Fila Brasileiro”, Paulo Santos Cruz, a las exposiciones al aceptar la invitación del Clube Mineiro de Criadores de Fila Brasileiro para juzgar la 5ª Exposición Especializada de la Raza Fila Brasileiro, en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais. Como resultado de la mesa redonda y de las negociaciones con la cúpula de la cinofilia “oficial”, él había sido finalmente reintegrado al cuadro de jueces del Brasil Kennel Club y – ya preconizando los futuros Análisis de fenotipo y Temperamento del CAFIB , en los que los perros, después de ser minuciosamente examinados, son aprobados o reprobados – hizo una detallada evaluación, en rapports escritos, de las cualidades y defectos de los 63 ejemplares expuestos, señalando los casos de atipicidad como consecuencia del mestizaje y recomendando que esos animales no fuesen usados para la reproducción.
Esa lucha, cada vez más feroz, para rescatar y mejorar el auténtico Fila Brasileiro, dio un gran paso cuando fue finalmente datada, para el 28 de abril de 1979, la fecha de celebración de los exámenes para que los alumnos del Dr. Paulo se convirtieran en jueces del BKC especializados en la raza Fila Brasileiro. Esas pruebas se hicieron en la sede del Santos Kenel Clube, situado en la Avda. Conselheiro Nébias, 601, en Santos, SP, y afiliado al Brasil Kennel Club (considerado entonces la entidad mater de la cinofilia brasileña). Y la junta examinadora estaba compuesta por tres jueces “all rounder”: Paulo Werneck (presidente del SKC), el médico veterinario Vicente Costa (que, posteriormente, se convirtió en juez del CAFIB) y Oscar Miranda Filho (varias veces presidente del BKC y, en la época, ocupando la presidencia de su Consejo de Jueces), que vino de Rio de Janeiro dispuesta a evaluar, con especial rigor, a los ya un tanto polémicos candidatos de la CAFIB. De los ocho inscritos, cinco fueron aprobados: Airton Campbell, Américo Cardoso dos Santos Jr., Marilda Mallet, Marilia Penteado Maruyama y Roberto Nobuhiko Maruyama.
El día 24 de junio de 1979, en el tradicional Parque Estadual da Agua Branca (oficialmente Parque Fernando Costa, iniciado en 1905 e inaugurado en 1929 en la capital paulista), los recién formados jueces Airton Campbell y Roberto Maruyama se estrenaron en los rings al juzgar una Exposición Especializada, promovida por el Clube Paulista do Fila Brasileiro, afiliado al KCP y al BKC.
La idea del estándar visual del Fila Brasileiro
Varios meses antes de esos exámenes para juez del BKC, durante el transcurso del curso, el Dr. Paulo tuvo la idea de aprovechar el talento de su alumna, la diseñadora Marilda Mallet, especialista en pintar retratos de perros de las más diversas razas, para producir un Estándar Visual del Fila Brasileiro ideal. El objetivo era elaborar una ilustración basada en aquel primer estándar de la raza, fechado en 1951, mostrando la figura de un ejemplar perfecto en estructura y tipicidad, para que, sin diferentes interpretaciones personales, todos pudiesen tener el mismo modelo como referencia única de un Fila absolutamente correcto. Es obvio que, durante los juicios, el juez también precisa evaluar otros atributos exigidos por el estándar escrito, que una imagen bidimensional de un dibujo no puede mostrar, como la mordida en tijera, la dentición completa, piel suelta, movimiento típico, con paso de camello y trote con buena cobertura de terreno, además de, principalmente, la ojeriza a los extraños, un sistema nervioso firme y un ataque impetuoso.
La propuesta era retratar al Fila Brasileiro auténtico, mostrando exactamente el fenotipo de aquellos perros que el Dr. Paulo adquiría, décadas antes, principalmente en las fazendas mineiras, y llevaba a Santos a bordo de su automóvil o de aviones alquilados que él mismo pilotaba. La única certeza en cuanto a la genealogía, era la identificación de las madres, porque los propios criadores no tenían mucho interés en identificar y controlar a los padres. Obviamente, no todos los cachorros, llevados de Minas a Santos, se convirtieron en buenos ejemplares adultos. Como en la selección de cualquier raza, hubieron éxitos y decepciones.
Al comienzo de su crianza, como consecuencia de la falta de selección en las fazendas, no había mucha certeza en cuanto al genotipo (herencia genética) de los ejemplares disponibles. Y no siempre los perros con los mejores fenotipos (expresión física de sus genes) estaban a la venta. En general, “fila” era lo que el fazendeiro, interesado en vender sus camadas, ante la creciente demanda por parte de compradores de las grandes ciudades, decía que era un ejemplar de la raza. Así, el visitante tenía que contentarse, la mayoría de las veces, con cachorros de camadas cuyos orígenes no estaban muy claros.
Lo importante fue el trabajo de selección y perfeccionamiento, en el sentido de mejorar los caracteres raciales, a partir de cruces estudiados, para corregir problemas de un material genético originalmente muy rico, aunque muchas veces con expresión individual deficiente.
Actualmente, muchos detractores del CAFIB revelan su mal carácter al distorsionar la verdadera historia, mostrando, en las redes sociales, las fotografías de los perros regulares de aquella época, como si esos representasen el ideal buscado. Intentan desacreditar el Estándar Visual del Fila Puro al presentar esas imágenes, con el fin de discutir lo que sería el verdadero Fila Brasileiro, que desde hace más de 40 años estamos preconizando y mejorando, con el fin de enaltecer perros fuera del estándar, que constituirían un tipo llamado original, aborigen o verdadero. Estos, en realidad, en su mayoría, a partir de lo que se deduce de las fotos divulgadas, no pasan de un tipo canino genérico, sin mucha homogeneidad, que fue reproduciéndose en el interior, en fazendas, fincas y parcelas, a partir de cruces aleatorios con perros fila y sus descendientes sucesivos, de ahí la gran diversidad de fenotipos entre los ejemplares, lo que hace prácticamente imposible su encuadre en un único estándar racial. Ese tipo genérico es análogo al que, en las décadas de 1950 y 1960, era popularmente llamado “perro policía”, un lupoide, también un tanto heterogéneo, resultante de la mezcla de varias razas con el Pastor Alemán y que, aunque recordase algunas de sus características, no era, de hecho, un ejemplar “legítimo” (como se decía), aunque muchos de ellos tuvieran la funcionalidad de perros de guarda.
Durante las diversas excursiones que el CAFIB realizó por las zonas rurales de Minas Gerais y Sao Paulo, principalmente en la década de 1980, en busca de Filas puros de fazenda, sus jueces encontraron muchos ejemplares de ese tipo genérico, que tenían sangre de los antiguos “cabezudos”, pero no podían ser considerados como auténticos representantes de la raza. Sólo se parecían – muchas veces solo de lejos – con Filas. Y por ello no fueron incorporados a la crianza. Cuando uno de los miembros del grupo cuestionaba si determinado perro era realmente Fila, el fazendeiro o propietario simplemente decía: “Aquí son todos filas”.